La evolución, como Richard Dawkins dice, es un tema que mucha gente
cree comprender y, en cierto modo, no es difícil entender el dogma que sigue;
pero al igual que tener una idea de qué es un átomo no nos hace químicos, tener
una ligera idea de qué es la evolución no nos hace comprenderla. De hecho, la
forma en la que se expresa es tremendamente compleja y difícil de predecir. Hay
que tener claro que, simplemente la evolución, ha sido capaz de transformar un
conjunto de moléculas en uno de los sistemas más complejos conocidos: las
formas de vida.
En cierto modo, a mi parecer, la
evolución nos es algo muy diferente de la tendencia que tienen las moléculas,
los átomos, las partículas subatómicas… a agruparse y modificarse según el
medio en el que se encuentren , con la única e inesquivable finalidad de conseguir la mayor estabilidad
en el presente. Todo tiende finalmente a su estado más estable. La búsqueda de la estabilidad creó la vida y
la remodeló.
¿Sigue evolucionando el ser humano?
La vida se fundamenta en crear
copias. Las copias sufren mutaciones y pasan a ser similares entre sí, pero no
iguales. Según el medio en el que se encuentre una copia será más estable que
otra y tenderá a persistir en el tiempo y tener más copias. La vida se adapta
continuamente a los cambios del medio. Cuanto más cambie el medio, mayor será
el cambio que definía qué era estable antes y qué lo es ahora, y en
consecuencia la selección tomará otra dirección. Y hemos de hacernos una
pregunta: ¿ha cambiado el medio para el ser humano en los últimos años? La
respuesta es clara: Sí. Y no solo ha cambiado, si no que lo ha hecho a una
escala abrumadora a través de la ciencia y la tecnología. Por tanto, los
patrones de selección ya no son los mismos. Lo que antes era estable, ahora ya
no tiene por qué serlo. Pero, ¿hacia dónde se dirige la evolución? La respuesta
es tremendamente compleja y difícil de predecir.
Algo muy destacable que
diferencia la evolución humana de la otros seres vivos es que, mientras que en
los animales importa fundamentalmente, por un lado tener descendientes y, por
otro, que estos sean aptos para sobrevivir por sí mismos, en la especie humana ha
perdido gran importancia el hecho de que los hijos sean lo suficientemente
aptos para valerse por sí mismos, pues existe una sociedad que los va a ayudar
y sacar adelante si no es así, por lo que la fuerza que direcciona la evolución
humana no es tanto de sujetos que tienen “buenos hijos”, sino de aquellos que
tienen muchos hijos. Y las
características que se van a perpetuar van a ser las de aquellos miembros que tiene
más hijos, predecir quiénes son es tarea de la sociología, estadística… sería
muy aventurado intentar agrupar las miles de variables que existen y dar una idea
de qué acervo genético tiene ésta población. Pero siendo un poco aventurado, me
atrevería a decir que no van a compartir claramente un características en
común, absolutas, que permitan hacer que surja entre toda la población futura
ese nuevo carácter, si no que habrá mucha variabilidad, no se producirá un
aislamiento concreto de caracteres a lo
largo de las sucesivas generaciones que permita crear cambios comunes; no
surgirán por esta vía nuevas especies, habrá una mezcla variable.
¿Surgirán nuevas especies?
Anteriormente me he adelantado y,
si nuestras condiciones de sociabilidad, migraciones, globalización… permanecen,
no creo que el ser humano conviva con especies humanas diferentes. Solo
existirá una especie.
Pero esto no quiere decir que no
pueda surgir una nueva especie; es totalmente posible y, en mi opinión, si
duramos lo suficiente, ocurrirá que, a lo largo de nuestra existencia, se
acumulen cambios que modifiquen al ser humano lo suficiente como para ser una
nueva especie en relación a sus antepasados: Nosotros. Es decir, si en un
futuro se creara un clon de un H.
sapiens, este no podría tener descendencia viable con un “Homo X” de la época.
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Imagen extraida de: Aqui |
Hay gente que se pregunta si nuestro
cerebro evolucionará más y gente que responde que, si aludiendo al hecho de que
en el ser humano lo que nos da una ventaja evolutiva es la inteligencia y no
una mejor condición física, por lo que la tendencia evolutiva sería hacia un
cada vez “mejor cerebro”. Mi respuesta sería: Te has estancando en el pasado.
¿Quién nos dice que ahora sea más estable un buen cerebro, que un cerebro
medio? Ambos tendrán dentro de nuestra sociedad las mismas posibilidades
(mientras no sean extremos disparatados, como autismos, retrasos
considerables…) de tener hijos y de que estos sobrevivan. Aunque exista un
carácter, si no es más estable que otro dentro de nuestro medio, no existe una
evolución neta, una evolución unidireccional. Y el cerebro en este caso tiene
abiertas las puertas hacia una menor complejidad. Mantener la complejidad de
los organismos de la naturaleza requiere de una “fuerza” que la perdure, pues
es termodinámicamente inestable. Si desaparece la mayor estabilidad de un cerebro
complejo a uno un poco menos complejo funcionalmente, el paso del tiempo hará
que el cerebro tienda a ser menos complejo, ya que es mucho más probable tener
variaciones menos funcionales que más funcionales. Una forma de entenderlo
sería compararlo con un ejemplo: Imaginemos que tenemos escrito la mitad de
nuestro nombre con una veintena de piedras puestas una tras otra (nuestro
cerebro actual), y que tiramos piedras al azar desde una cierta distancia (mutaciones), lo más probable es
que la piedras no continúen constituyendo las letras de nuestro nombre
(aumentando la complejidad) si no que constituyan algo azaroso sin un sentido
lógico (un cerebro peor). Y el cerebro
no es el único ejemplo. En mi opinión, muchas de nuestras adquiridas
adaptaciones que no son estrictamente vitales, irán perdiéndose, difuminándose
en el tiempo. Y esos cambios definirán nuestra nueva especie, cada vez más
dependiente de vivir con la ayuda del resto e incapaz de vivir en solitario,
donde estaría claramente inválida.
Si introducimos un sistema
artificial como es el estado, el único caso obvio de altruismos en la
naturaleza, nos encontramos ante una clara alternativa inestable, debemos
introducir unas reglas artificiales que hagan el papel de la selección natural.
Por ejemplo, control de la natalidad, cuántos hijos y quiénes los tiene. Pero
hay un muro inevitable en este camino: La ética. Es un tema complicado, por lo
que no me voy a extender en él.
Pero hay un cambio sustancial en
nuestra historia reciente. Algo que lo cambia todo, la posibilidad de orientar
nuestra propia evolución. La ingeniería genética nos permite, una vez conozcamos
cómo funciona e interacciona nuestro genoma, decidir cómo queremos ser en un
futuro. Nuevamente la ética será la que ponga los límites. Y estoy muy de
acuerdo en que tiene que estar estrictamente regulado.
Si no queremos seguir siendo inestables,
perdurar tal como somos, debemos hacer
algo. O dejar que la evolución nos sentencie como una forma de vida inestable
que será reemplazada.